lIT CONTEMPORANEA
LITERATURA CONTEMPORANEA
ORIGEN
De 1940 a 1990
En
el transcurso de este medio siglo, la humanidad fue testigo de numerosos
cambios. El final de la Segunda Guerra Mundial, la caída del comunismo en
Europa y el final de la Guerra Fría marcaron el inicio de una nueva sociedad.
Además,
surgieron innovaciones tecnológicas como el teléfono celular y la Internet,
televisores a color y discos digitales (DVD), entre otros. También fue la era
de la música nueva, como hip hop, y de la aceptación de nuevas culturas.
Dentro
de toda esta ola de cambios, la literatura se enriqueció con nuevos géneros.
Muchos de estos eran una respuesta a los cambios tecnológicos y a la nueva
realidad social.
Un
rasgo de la literatura contemporánea de este tiempo fue que muchas historias
estaban basadas en la realidad y tenían una trama creíble. Durante la dos
primeras décadas, la literatura contemporánea compartió espacios con el
Modernismo, conservando ciertos rasgos como, por ejemplo, enfocarse en los
personajes más que en la trama.
En
su desarrollo posterior hasta los años 90, lo contemporáneo cambió hacia la
descripción de realidades duras. Asimismo, centró su atención en la exposición
de problemas psicológicos como la exclusión y la soledad.
De 1990 hasta la actualidad
El
periodo desde los años 1990 hasta el año 2000 se caracterizó por la
globalización, la creciente preocupación por el calentamiento global y la
guerra contra el terrorismo islámico.
Además,
es una década marcada por guerras, desastres naturales y una población
creciente. También ocurrió la mayor crisis económica desde la Gran Depresión,
la recesión de 2008, y muchas personas perdieron sus empleos.
Así
pues, la literatura contemporánea recibió todas estas influencias y se alimentó
de todos estos nuevos contextos. En respuesta a las necesidades
comunicacionales de la sociedad, aparecieron nuevos géneros.
El
cyberpunk, el postcyberpunk, las nuevas novelas de fantasía y el retorno a la métrica
y la rima en la poesía son los indicativos del nuevo tiempo.
Aura o de la
violetas (1889)
PERSONAJES
·
Aura
·
Gonzales
·
Armando
·
Hermanos y hermanas de aura y armando
·
Mama de aura
·
Papa de aura
·
Mama de armando
TEMAS
·
Amor
·
Fidelidad
·
Depresión
·
Valor
·
Dolor
AMOR
El amor que se tienen aura y armando desde pequeños en los
campos violetas del bosque
FIDELIDAD
La fidelidad que tuvo armando a aura ya que después de estar
en la capital estudiando con tantas mujeres no se enamoro de ninguna por su
recuerdo y amor a aura
DEPRESIÓN
Armando al momento de intentar suicidarse solo por perder a aura. Para mi esas no son
penas, aunque en el libro es un amor muy puro y verdadero .
DOLOR
El dolor que siente armando
al ver que aura se encuentra con Gonzalo
VALOR
El valor que tuvo armando para poder volver a su pueblo e
impedir que aura se casara con Gonzalo.
Esta novela es
la primera de¡ escritor José María Vargas Vila (Bogotá, 1860 - Barcelona,
1933), presumiblemente el más prolífico (su bibliografía sobrepasa los cien
títulos) y también el más polémico de toda la historia literaria del país.
Escribió en varios géneros literarios, en especial el panfleto, para atacar de
manera virulenta a los gobiernos conservadores de la Regeneración y a las
figuras sobresalientes de Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, Carlos Holguín,
Manuel Antonio Sanclemente, José Manuel Marroquín. Uno de sus libros más
populares fue Ante los bárbaros (1917), en el cual recuerda y rechaza las
invasiones norteamericanas en Haití, Filipinas, Cuba, Pana-má y Nicaragua. Sus
obras fueron condenadas tanto por el sector oficial como por la Iglesia. A
pesar de ello se editaban y circulaban de manera profusa, no sólo en Colombia
sino en todo el continente americano y en España. Fue, quizás, el primer
escritor de nuestra lengua que pudo vivir cómodamente de sus derechos de
autor. Gran parte de su vida la pasó en el exilio.
Aura o las
violetas es una novela corta. En una nota introductoria «A los lectores», el
autor anuncia que «no es una novela con fin moral, ni con intriga, ni con fin
social o religiosos, con lo cual se coloca de manera explícita en
contraposición al estenicismo oficial de la Regeneración. Está narrada en
primera persona por el propio protagonista, cuyo nombre no se revela, y quien
al comenzar el relato tiene catorce años de edad. Aura, por su parte, es una
niña «vaporosa y bella, soñadora y triste. Viven en dos estancias
contiguas cercanas a la ciudad y retozan por prados y jardines; pero un día el
joven debe partir para iniciar sus estudios. La víspera se encuentran en el
sitio preferido de sus juegos infantiles: un campo ameno sembrado de grandes
árboles y cubierto de violetas. En el momento de la despedida, Aura, de
rodillas, sobre aquella alfombra de violetas, pálida como un cadáver, bañada en
llanto» promete corresponder eternamente al amor del joven. Al día
siguiente éste parte y al pasar al frente de la casa de Aura «una mano
blanquísima asomó tras la cortina» para entregarle un ramo de violetas .
Transcurren
tres años y el joven regresa al hogar con la ilusión de realizar sus amores.
Aura es ya una mujer, pero su comportamiento ha cambiado; ante su amigo se
muestra indiferente, evasiva, despectiva. Transido de dolor y despecho, el
protagonista se da a la tarea de investigar las causas de aquel cambio. El
padre de Aura ha muerto. La estancia está a punto de pasar a manos de un
acreedor. Aura, su madre y sus hermanas se ven amenazadas por la miseria. El
acreedor, sin embargo, solicita la mano de Aura y promete desistir de la
acreencia. Esta, para salvar a su madre y hermanas, decide aceptar.
Cae el
protagonista en profunda depresión. El día del matrimonio, afiebrado y
delirante, se presenta en la iglesia dispuesto a impedir la boda. Pero los
novios se han anticipados cuando el joven llega ésta ha finalizado. Al salir de
la iglesia, Aura alcanza a verlo entre los curiosos y siente un vahído, señal,
para el amante frustrado, de que todavía lo ama. Después de algún tiempo, una
noche se cruzan en una ftinción de teatro, Se miran y el lenguaje de los ojos
enciende la pasión. Entonces él decide suicidarse: redacta un largo poema en el
cual repite, en versos endecasilabos, la historia de su vida y de su amor, y
cuando está a punto de llevar a cabo su resolución la madre lo salva. Es tan
duro el golpe para ella que cae enferma, A la frustración amorosa y al intento
de suicidio, el joven debe ahora sumar la enfermedad de la madre. Decide
escribirle una carta a Aura, pero ésta contesta que ya no puede haber nada
entre ellos: es una mujer casada y siempre respetará a su esposo. Los
sentimientos y emociones expresados con frases de un romanticismo recargado se
acumulan. Una tarde recibe un mensaje del esposo de Aura. Acude lleno de
expectativa: «Allí estaba ella, vestida de negro, alumbrada por cuatro cirios» y rodeada de violetas: había muerto consumida por el dolor. El joven la
acompaña al cementerio y, al anochecer, cuando los deudos se han retirado, abre
el féretro, abraza y besa en la boca a la muerta, flora sobre su frente, corta
una de sus trenzas, le coloca una corona de violetas y la devuelve al ataúd.
La novela hace
un uso intenso de las estrategias literarias del romanticismo que, para
aquellos años, estaban ya desgastadas: la metáfora de la mujer-flor (violeta),
las lágrimas y los suspiros, el tópico de la mirada entre los amantes, que
sumadas a expresiones y formas adjetivas tales como «esfuerzos supremos»,
«frente pálida como la de un espectro», «velo tembloroso del tiempo», «sombra
helada por los besos de la noche», le dan al relato un acentuado tono
melodramático. En manos de Vargas Vila, sin embargo, este tono adquiere un
sentido fúnebre: el intento de suicidio y la escena final cargada de necrofilia
fueron preparadas de antemano con frases como «era mi niñez que moría con mi
ventura», «aquella era la tumba de mi felicidad». La cercanía con la novela
negra es notoria.
Pese al uso de
estrategias desgastadas y a la trama melodramática, el discurso narrativo de
Vargas Vila adquiere a veces brillo literario:
(Ciertos hechos
del pasado) se levantan fijos como fantasmas, en la niebla oscura del tiempo.
Cruces solitarias, clavadas allí por el recuerdo ( .. ) tales han sido las
violetas para mi. Su presencia me despierta tantos recuerdos, su perfume trae a
mi memoria tantas ilusiones perdidas que cada una de ellas me parece una
estrofa arrancada de aquel poema, cuyos primeros cantos formaron la aurora de
mi vida .
Este párrafo
elabora varios tópicos a partir de su entrecruzamiento metonimico: los hechos
son cruces (muerte), las cruces, flores (vida) y las flores, estrofas. Los
hechos tempranos de la vida regresan a la memoria con la presencia de las
violetas, pero estos hechos incluyen ilusiones muertas y, por eso, son como
cruces cubiertas de neblina - en esta relación, la violeta adquiere un
significado fúnebre -; además, los pétalos de las flores son versos del poema
de su existencia - alusión al viejo tópico de la vida como un libro escrito -
que tiene también un sentido fúnebre: la letra escrita es «letra muerta» y, por
lo tanto, la obra sólo queda completa con la muerte del protagonista. La obra
literaria es, aquí, una lápida.
En cuanto al
uso de la metáfora de la mujer-flor (o planta), ya mencionada, recordemos que
pertenece al código del decoro, que prohibe nombrar el cuerpo femenino de
manera directa. En Aura se utiliza frecuentemente; lo novedoso, sin embargo,
ocurre cuando la metáfora adquiere un sentido contrario: en el lugar que servia
de refugio a los amantes, los árboles daban «sombra a la casta mansedumbre de
estas flores»: va no la mujer como una flor, sino la flor como una
mujer. En otra frase de la misma página aparece un uso similar: «las mismas
enredaderas tejiendo guirnaldas sobre la frente de los arbustos».
Más aún, el
lugar ameno tradicional queda cargado de sentido trágico: «Ante aquel bosque,
tabernáculo de nuestro amor, poblado de tantas memorias y tantos recuerdos,
permanecí absorto y meditabundo, como un hijo en la presencia del sepulcro de
su madre. ¡Aquella era la tumba de mi felicidad!» . Acude así a la mente
tanto del escritor como del lector, el motivo tradicional del et in Arcadia : el paraíso, pero visitado por la muerte que destruye toda posibilidad de
felicidad. En la novela de Vargas Vila, el tópico se integra con verosimilitud
al relato y, al acentuar el aspecto fúnebre, plenamente a este romanticismo
tardío ya con visos de Modernismo.
CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
Estructura
En lo que respecta
a la estructura externa, se compone de cinco secuencias (no son capítulos como
los de la novela tradicional, porque no están numerados ni tienen titulillos),
separadas por un gran espacio en blanco, un salto de página.
En lo que
respecta a la estructura interna (cómo se desarrolla y organiza el relato), el
desorden cronológico es uno de los rasgos estructurales más característicos de
la novela del siglo XX, a veces, porque el autor intenta reproducir los
mecanismos de la memoria humana que no funciona de manera lineal, sino
caprichosa. En otras ocasiones, el novelista se inspira en técnicas
cinematográficas, como el flash back. Incluso, se puede llegar al desorden o
caos total, creando un laberinto o rompecabezas temporal.
En Crónica de
una muerte anunciada, Gabriel García Márquez se vale del recurso a la
entrevista para desordenar el tiempo. Metafóricamente lo declara en la primera
secuencia: “…volví a este pueblo tratando de recomponer con tantas astillas
dispersas el espejo roto de la memoria”. Indaga en los documentos del sumario,
pregunta, y la novela es la mezcla desordenada de lo que él recuerda, lo que
descubre, y lo que los otros le responden.
Se presentan
dos momentos: el de las circunstancias del crimen propiamente dicho, que abarca
sólo unas cuantas horas, y otro más dilatado en el tiempo que informa sobre los
antecedentes y las repercusiones que tuvo el asesinato de Santiago Nasar y que
incluye las relaciones de Ángela y Bayardo, que se reúnen muchos años después.
Cada parte
gira en torno a un eje, ya sea un personaje o un suceso concreto:
· La primera secuencia se centra en el
personaje de Santiago Nasar la mañana en que lo van a matar. Desde la primera
frase el narrador comienza dando datos temporales precisos (“Santiago Nasar se
levantó a las 5.30 de la mañana…”), como es normal en una crónica periodística.
Los pasajes que narran las circunstancias próximas a la hora del crimen, en torno
a las 7.00 de la mañana, presentan esta precisión temporal. El crimen se
anuncia desde el primer momento como algo inevitable, y efectivamente, el
capítulo acaba con la expresión inapelable: “Ya lo mataron”, momento de tensión
que pone de relieve la inutilidad de la carrera de Luisa Santiago, la madre del
narrador, para avisar a Plácida Linero, la madre de la víctima. Es el destino
trágico, la fatalidad que siempre acaba por cumplirse. Podemos decir que el
tiempo de la acción transcurrido va desde las 5.30 hasta aproximadamente las
7.00 de la mañana de un lunes de febrero. Por todo el capítulo hay dispersos
detalles relacionados con la muerte de Santiago Nasar, detalles premonitorios
que no adquieren toda su significación hasta más adelante: la mención de la 357
Magnum, que había de resultar tan inútil a Cristo Bedoya al final; las tripas
de los conejos que Victoria Guzmán arroja a los perros, que querrán comerse las
de Santiago Nasar más adelante; la descripción que se hace de la casa,
especialmente de la disposición de las puertas que dan a la calle, de enorme
importancia a la hora del crimen. Son indicios sueltos que se recogen y
adquieren sentido cuando se acaba de leer el libro. Esto refuerza la
circularidad de la estructura. El sentimiento en el lector es el de haber leído
una novela completa y cerrada, pese a no averiguar definitivamente si Santiago
Nasar había tenido o no relaciones con Ángela Vicario.
· El segundo capítulo tiene como
protagonistas a los novios y comienza con la llegada de Bayardo San Román al
pueblo, “en agosto del año anterior: seis meses antes de la boda”. Se nos
presenta en primer lugar a este
personaje (su llegada al pueblo, los comentarios que suscita, la llegada de su
familia…) y luego a Ángela Vicario y su familia. A continuación se narra la
boda, para terminar con un momento de tensión: la devolución de la novia a su
madre por parte del novio y, sobre todo, la humillación de Ángela: “Anda, niña
—le dijo temblando de rabia—: dinos quién fue. Ella se demoró apenas el tiempo
necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a
primera vista entre tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del
otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita
desde siempre —Santiago Nasar—dijo”. Esto sucede alrededor de las tres de la
madrugada. El segundo capítulo, por tanto, es cronológicamente anterior al
primero.
· La tercera secuencia comienza un poco
después de cometido el asesinato cuando los hermanos Vicario van a refugiarse a
la casa del cura, pero en seguida se da un salto atrás en el tiempo para
reconstruir las circunstancias y los detalles previos al asesinato. El eje lo
constituyen los gemelos Vicario: “Según me dijeron años después, habían
empezado por buscarlo en la casa de María Alejandrina Cervantes…” Eso sería
poco después de las tres de la madrugada. A las 3.20 se los vio en el mercado
de carne. A las 3.30 Clotilde Armenta abrió la puerta de su tienda de leche al
lado de la iglesia. A las 4.10 entraron los Vicario en la tienda. A las 4.20
entró Santiago Nasar en su casa. Un instante después de que Santiago Nasar
fuera a acostarse, Victoria Guzmán recibe el recado de Clotilde Armenta. A las
5.30 Victoria Guzmán sube a despertar a Santiago Nasar (regresamos al punto en
que comienza el primer capítulo). Acaba con la frase dramática de la hermana
monja del narrador anunciando de nuevo que el destino se ha cumplido: “Mataron
a Santiago Nasar”. Es temporalmente circular, pues acaba en el momento en que
comienza, poco después del crimen.
· La cuarta secuencia es
cronológicamente posterior a todos las demás, incluida la última. Comienza con
la descripción pormenorizada de la autopsia hecha al cadáver. La enumeración de
las heridas guarda un paralelismo con la descripción del apuñalamiento que se
hace en la quinta. Luego se explican las consecuencias de los sucesos: en los
gemelos Vicario, que cumplen una condena de tres años para terminar, uno casado
con Prudencia Cotes y el otro como soldado; en el resto de la familia Vicario,
que se va del pueblo; en Bayardo San Román que se alcoholiza hasta que sus
hermanas y su madre van a rescatarlo y se lo llevan en una camilla; en la casa
del señor Xius, de la que, asombrosamente, el espíritu de su difunta esposa se
lleva objetos
En esta parte
se produce una prolepsis, cuando el narrador visita a Ángela Vicario
“veintitrés años después del drama”. Volvemos así sobre el tema de los novios
que habíamos comenzado en la segunda. En ésta se cierra uno de los planos, el
segundo, en que habíamos dividido la obra, el que comienza con la llegada al
pueblo de Bayardo San Román y termina con su regreso, pasados los años, para
reunirse con Ángela Vicario, con un final de
folletín o novela rosa, que es la
vuelta del novio, un final feliz.
· La quinta secuencia es anterior en el
orden cronológico a la cuarta y narra el desarrollo del crimen. Hay una clara
insistencia en la expresión de la fatalidad que se cumple en torno a las siete
de la mañana.
Respecto al
final, la trama tiene dos aspectos diferentes relacionados con dos planos
temporales: la muerte de Santiago Nasar (en la quinta secuencia) y el
reencuentro de los esposos (en la cuarta). Estos dos núcleos se alternan en la
novela descubriendo un cierto orden bajo el aparente desorden.
Podemos
considerar a Crónica de una muerte anunciada como una novela de estructura
circular: en la primera frase ya se nos dice que a Santiago Nasar lo iban a
matar; en la última, lo vemos morir: “Después entró en su casa por la puerta
trasera, que estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de bruces en la
cocina”. Este efecto no se habría logrado si no se hubiese alterado el orden
cronológico de las partes cuarta y quinta.
"Crónica
de una muerte anunciada" es la séptima novela de Gabriel García Márquez.
Se publicó en 1981 y su éxito ha sido y sigue siendo muy notable. Constituye su
obra más "realista" pues se basa en un hecho histórico ocurrido en su
tierra natal (Colombia). A este respecto dijo Márquez en una entrevista:
"No hay ni una sola línea en ninguno de mis libros que no tenga su origen en
un hecho real." y en este libro es indudable.
Gabriel García
Márquez vivía en una pequeña aldea de Aracataca, situada casi al pie de la
Sierra de Santa Marta, en los Andes de Colombia, sobre la costa del mar Caribe,
lugar que toma de referencia para la redacción de esta obra.
En Márquez la
mezcla entre mito y realidad ofrece libros sorprendentes. El mito sirve como
punto de partida a de la realidad, porque alguna vez ha tenido que existir ese
mito
Comienza la
novela por el final: diciendo que Santiago Nasar ya esta muerto, y que lo
mataron los hermanos Vicario para vengar el honor deshonrado de su hermana
Ángela. El relato termina precisamente en el momento en el que Santiago Nasar
muere.
Resumen del
Argumento:
"Crónica
de una muerte anunciada" versa sobre la rara historia de amor que
existiera entre Bayardo San Román y Ángela Vicario y el pobre Santiago Nasar,
cabeza de turco que propuso Ángela ante la inquietante pregunta de sus
hermanos, de quién le había pegado. La historia ocurre en un pueblo llamado
Manaure
1. Personajes
Principales:
Santiago Nasar:
hombre de 21 años que abandona los estudios de secundaria cuando su padre
fallece y tiene que actuar como padre de familia y dirigir el Divino Rostro,
una hacienda que su padre le dejó en herencia. Es un personaje soñador, alegre,
pacifico de corazón fácil, una persona con la que se podía hablar, bello,
formal y creyente. Tenía un cierto talento casi mágico para los disfraces.
Bayardo San
Román: ingeniero de trenes cuya edad ronda los treinta años. Bien vestido,
galán con las mujeres, persona con la que se puede hablar, culto. Sabía mandar
mensajes por código morse y era buen nadador. Por lo que parecía con dinero y
le gustaba mucho las fiestas ruidosas y largas, de buen beber y enemigo de los
juegos de manos. Es honrado y de buen corazón.
Ángela Vicario:
es la menor en su familia, no creyente, muy recatada respecto a los hombres,
sabia lo que hacia en cada caso. Maduró después de lo ocurrido y se vuelve
ingeniosa. Aunque nadie le pudo sacar nada de lo que pasó aquella noche ni qué
pasó con Santiago, la versión más corriente, era que Ángela estaba protegiendo
a alguien a quien amaba de verdad. Muy indecisa a la hora de tomar decisiones
por si misma ya que sus padres le impusieron su novio. Tenía un aire
desamparado
2. Personajes
Secundarios:
Plácida Linero
- Madre de Santiago.
Ángela Vicario
- Mujer de Bayardo San Román - Prima del narrador.
Ibrahim Nasar -
Padre de Santiago.
Victoria Guzmán
- Cocinera de la familia de Plácida.
Divina Flor -
Hija de Victoria e Ibrahim Nasar.
El Obispo.
Juez
Instructor.
Clotilde
Armenta - Dueña de la tienda de leche.
Los gemelos
Pedro y Pablo Vicario - Hermanos de Ángela Vicario.
Margot -
Hermana de Cristo Bedoya
Jaime - Hermano
de Margot y Cristo Bedoya
Luisa Santiaga
- Madre de Jaime, Margot y Cristo y fue madrina del bautizo de Santiago
Padre Carmen
Amador - Cura.
Cristo Bedoya -
Amigo de Santiago Nasar.
Don Lázaro
Aponte - Coronel de la academia y alcalde municipal
Flora Miguel -
Novia de Santiago Nasar.
Bayardo San
Román - Un hombre que llego en un buque.
Magdalena Oliva
- Vecina del pueblo.
Poncio Vicario
- Padre de Ángela Vicario.
Purísima del
Carmen - Madre de Poncio Vicario y abuela de Ángela Vicario.
Mercedes -
Vecina del pueblo.
Pura Vicario -
Madre de Ángela Vicario y esposa de Poncio Vicario
María
Alejandrina Cervantes - Vecina del pueblo.
Mercedes Barcha
- Vecina del pueblo.
Luis Enrique -
Hermano del narrador.
Doctor Dionisio
Iguarán - Doctor.
General
Petronio San Román - Padre de Bayardo San Román
Alberta Simonds
- Madre de Bayardo San Román.
Faustino Santos
- Carnicero.
Leonardo Pornoy
- Agente de policía.
Rogelio de la
flor - Marido de Clotilde Armenta.
Hortensia Baute
- Vecina de pueblo.
Prudencia Cotes
- Novia de Pablo Vicario.
Suseme Abdala -
Matriarca de la comunidad de Arabes asentados en el pueblo.
La monja -
Hermana de Margot.
Gabriel García
Márquez - Primo de Ángel y de Ángela Vicario.
Meme Loiza.
Aura Villeros -
Comadrona del pueblo.
Polo Carrillo -
Dueño de la planta eléctrica.
Fausta López -
Mujer de Polo Carrillo.
Indalecio Pardo
- Vecino.
Escolástica
Cisnero.
Sara Noriega -
Dueña de la tienda de zapatos.
Celeste Dangond
- Vecino.
Yamil Shaium -
Árabe.
Próspera
Arango.
Nahir Miguel -
Padre de Flora Miguel, novia de Santiago Nasar.
Mercedes -
Vecina del pueblo (Manaure)
Poncho Lanao -
Vecino de Santiago Nasar, vive en la casa de al lado.
Argémida Lanao
- Mujer de Poncho Lanao.
Wenefrida
Márquez - Tía de Gabriel García Márquez, vive al lado de Santiago Nasar.
CÓNDORES NO ENTIERRAN TODOS LOS DÍAS
Personajes.
León María
Lozano, Agripina, Amapola, Pancho Retenteria, Padre González etc
Espacio-Lugar.
Tulua, y el
Eje Cafetero.
Tiempo.
En la obra:
Contemporánea.
Escrito:
Contemporánea.
Esta novela fue escrita en el año 1971 en
Torobajo, según lo afirma el mismo autor, Gustavo Álvarez Gardeazábal, al final
de la obra. El título hace alusión al grupo conservador que se consolidó en
Tuluá en los años 50 del siglo pasado. Eran llamados Los pájaros, y el
cabecilla era apodado “Cóndor”. La última proposición de la novela le da el
nombre al libro. Como se puede intuir: si el cabecilla era León María, que fue
apodado, como ya se afirmó, el Cóndor,
pues lógicamente es él quien muere y es enterrado.
La obra se
desarrolla en la época de la violencia en Colombia; específicamente en Tuluá
hacia el año 1953, aunque hay hechos que suceden antes y después de esta fecha.
La novela parte de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán y sus consecuencias
sociales y políticas en la tierra de donde es oriundo el autor. Todas las
acciones giran en torno a León María, un conservador perfectamente
caracterizado por Álvarez Gardeazábal: celoso con su mujer y con su partido
político, con comportamientos y pensamientos radicales y con dos nombres que se
contraponen entre sí, pero que lo describen: León, que es el fuerte, el
devorador y rey de una selva que se pierde entre los límites de la mala
política y de los conflictos sociales; María, por su parte, representa la parte
frágil, la enfermedad de asma, la constante amenaza de muerte, lo vulnerable
que resultaba al fin y al cabo. Desde un principio defiende el colegio de los
salesianos que iba a ser derrumbado por los liberales furiosos a causa de la
muerte de Gaitán. Luego, hace tratos con algunos conservadores de regiones
cercanas para consolidar la defensa conservadora en Tuluá y manejó armas con un
grupo criminal y de ideologías radicales, como lo afirma Sebastián Brito
Cardona:
La
novela Cóndores no Entierran Todos los
Días que nos describe un problema ideológico entre sus personajes, un
riguroso conflicto social, como el
resultado de una permanente disputa bipartidista, manifestado en
hechos violentos. Hace, genera en la
secuencia de la novela, una circularidad
colectiva, una permanente relación grupal entre sus personajes, que son
los actores y seres activos de una
manifestación que fundamenta y caracteriza un
ideal cultural como sociedad implicada en el desarrollo y la extensión de la violencia, una comunidad que pensó
egoístamente en sus propios intereses sin
pensar en el daño que le harían y el horror que causó a otros.
Hubo intentos
de respuestas a los hechos trágicos que se iban presentando en Tuluá, como los
muertos que aparecían en los ríos, o en las calles, o en las puertas de sus
casas, pero con una característica en común: sin documentos, y partidarios
liberales, sin ninguna duda, cosa que se comprobó mientras se iban
desarrollando los hechos. Incluso intentaron envenenar a León María, pero no lo
lograron. Lo que sí es cierto es que fue una mujer, Gertrudis Potes, la que se
puso los pantalones para enfrentársele al Cóndor, denunciado el asesinato del
locutor de la emisora que ya había sido censurado en varias ocasiones. La carta
que aquella mujer mandó a El Tiempo fue firmada por nueve celebridades
liberales de Tuluá, que fueron muriendo poco a poco a manos de los hombres del
Cóndor. Cuando hubo, al fin, cambio de poder y León María fue exiliado de su
tierra, murió como se lo habían predestinado: en la calle y tras un ataque de
asma, al parecer asesinado por Simeón Torrente. Esta obra es el punto máximo y,
al mismo tiempo, la desintegración de una ideología radical entendida en su
tiempo y en su espacio, en aquellos crudos años de la violencia en Colombia.
Sobre la
novela de la violencia
“Cóndores no
entierran todos los días” es tal vez la novela cumbre de la época de la
violencia en Colombia. Si bien es cierto, y lo ha afirmado el mismo Gustavo
Álvarez Gardeazábal, que no se ha hecho una novela de esa época que presente
una elaboración estética digna de reconocimiento, también lo es que Cóndores no
entierran todos los días cumple con dicha característica, a mi modo de ver, y
al modo de ver de muchos; afirmación que se comprueba cuando nos enteramos de
que esta novela es la más leída en el ámbito internacional con respecto a la
época de la violencia en nuestro país. En voz de Álvarez Gardeazábal,
entendemos lo que se necesitaría para llevar a cabo la escritura de la novela
perfecta de ese periodo, y nos damos cuenta de que estas características las
tiene la novela cumbre del autor tulueño (lo siguiente es citado por Maritza
Montaño González):
No habrá una novela de la violencia que recoja
todo el periodo y lo vuelva
trascendente, y en este caso sería el
final del periodo evolutivo que
mencionábamos, hasta que no se rescaten esos
valores mínimos de apreciación estética en medio de los [sic] que todos consideran una vergüenza nacional.
Hasta que no se tome una conciencia
exacta para que el fenómeno ni apasione ni aleje. Para ello el autor debe haber SENTIDO la
violencia, estudiado detalladamente sus
frutos y consecuencias y logrado de todo ello
una visión objetiva capaz de ser fabulada. Antes de llenar estos requisitos no se producirán sino obras
iguales o peores que las aquí analizadas
(Álvarez Gardeazábal Novelística 101).
El hecho de
que León María, el personaje principal de la novela, sea conservador y que las
acciones giren en torno suyo, no hace que se pierda la objetividad del autor y
de su intención al escribir la obra. Los hechos se presentan en contexto y hay
que entenderlo como tal, y que si bien es cierto que los liberales tuvieron su
cuarto de hora, también lo es que los conservadores, como todo lo que se narra
en la obra, hayan sido partícipes de una de las más grandes mortandades en
Tuluá. No es de catalogar (y en ningún momento se siente eso ni por la
intencionalidad del texto ni por la intención del autor) de una sola postura la
novela de Álvarez Gardeazábal: simplemente se narran hechos basados en eventos
reales con algunos nombres reales... que corresponden a los ocurridos en Tuluá
hacia el año 1950 y sus alrededores. ¿Por qué da la impresión, entonces, de que
hay una configuración negativa del conservadurismo en esta tierra? La respuesta
es sencilla: porque, primeramente, hay que entender que el autor selecciona, al
momento de escribir, lo que se denomina Cronotopo, que no es más que el tiempo
y el espacio en que suceden los hechos. Debe ser concreto: debe limitar lo que
cuenta, para que la información, las ideas y los propósitos no cojan otro
rumbo.
Gustavo
Álvarez Gardeazábal es uno de los más y mejores críticos periodistas de nuestro
país. Hace poco fue víctima del robo de sus computadores personales, que tenían
información acerca de su programa radial en Caracol Radio. Se culpa del hurto
al Ejército Nacional, pues coincidencialmente aquel día estaban en una especie de
patrullaje en cercanías de su hogar. Se afirma que tal hecho se debe al grado
de criticidad con el que habla libremente de problemas sociales y políticos en
La Luciérnaga, de Caracol. Este tipo posturas podrían, por ende, conformar una
especie de argumento válido y tal vez coherente de que la novela “Cóndores no
entierran todos los días” sea una crítica al partido conservador y sus abusos
en los años 50 en territorio tulueño. Y no nos equivocaríamos: es una crítica a
eso, pero no por esto le resta objetividad al asunto. Si el autor hubiera sido
subjetivo con la narración no habría mostrado heroicamente la acción de León
María de atacar con una especie de explosivo a la turba que iba a acabar con el
colegio salesiano. Esta obra es objetiva en todo el sentido de la palabra, pero
comprendiendo con anticipación que el autor presenta un espacio y un tiempo que
deben ser respetados. Para mí y para muchos será esta obra la cumbre de la
literatura bien hecha de nuestra cruel época
de la violencia.
PANTALEON Y LAS VISITADORAS
autor: mario
vargas llosa
genero:
narrativa
especie:
novela herotica
Argumento del
libro "Pantaleon y las visitadoras" de Mario Varga
Analisis de
la obra.
Conocida
novela de Mario Vargas Liosa, adaptada para el cine peruano y estrenada en
1976, película codirigida por José Maria Gutiérrez.
Con esta obra
obtuvo el autor el “Premio Latinoamericano de Literatura”, compartido con Jorge
Luis Borges.
Desde su
puesto de mando, en el que instala su oficina particular, el archivo y la caja,
el capitán Pantaleón Pantoja erige el SVGPFA (Servicio do Visitadoras para
Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines), situado lejos de la ciudad, a
orillas del rio ltaya.
Separado del
ejército, ya que sus superiores le prohíben usar el uniforme militar y hasta
entablar relación con sus compañeros de armas, la vida cotidiana de Pantaleón
transcurre entre la ralea prostibularia de la Selva Amazónica.
Debe
disfrazar su condición de militar ante los civiles, la índole do su tarea ante
su madre y su mujer. Debe adoptar, en suma, diversas mascaras: vivir como un
civil, pero pensar como un militar, le ordena el general Scavino.
Utilizar
métodos bajos para satisfacer sus “altas” necesidades, desde el momento que la
salud del ejército y el bienestar de la patria están en juego...
A medida quo
su organización crece por su diligencia y las demandas, en aumento de los usuarios,
el servicio do visitadoras crece también en Ia imaginación do las gentes hasta
convertirse en mito.
Es entonces
Pantilandia, el reino del capitán Pantoja, el sublime administrador capaz de
transformar cualquier cometido en un éxito rotunda.
Por otra
parte, la única historia diversa quo incluye la novela, la del hermano
Francisco, fundador de la sección apocalíptica do los Hermanos del Arca,
adquiere en su fanatismo una intensidad similar a la de la singular cruzada del
puntual ejecutor del programa militar.
Una y otra
son tratadas paródicamente en el desarrollo de la narración que las comprende.
Ambas acaban por mostrar su inautenticidad, ya que aparecen como los
desaforados intentos de paliar la ignorancia y las magras perspectivas de un
medio subdesarrollado.
El lenguaje
de la parodia recurre al eufemismo. En particular, son los partes del capitán
Pantoja los que hacen acopio de los lugares comunes de la retórica castrense, y
su efecto os hilarante por su inadecuación al objeto al que lo refieren.
Pero también
sostienen el edificio de la farsa las cartas privadas de Pochita, las emisiones
radiales del Sinchi (un monumento al kitsch, ha señalado certeramente José
Miguel Oviedo), las crónicas y primicias” del diario El Oriente, la Elegía
fúnebre del capitán Pantaleón Pantoja, en el entierro de la hermosa Olga
Arellano, la visitadora clavada en el Nauta” (quien era, a la sazón, su
querida), o la Epístola a los buenos sobe los malos del hermano Francisco”.
Todos estos
textos no son sino partes de la misma parodia, que los envuelve para
representar la vida peruana como un gran delirio en el que tienen cabida los
falsos misticismos y las redenciones espectaculares de aquellos que, como
Pantaleón y el hermano Francisco, fracasan en sus empresas, devorados por la
selva.
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