lIT CONTEMPORANEA


LITERATURA CONTEMPORANEA

ORIGEN

De 1940 a 1990

En el transcurso de este medio siglo, la humanidad fue testigo de numerosos cambios. El final de la Segunda Guerra Mundial, la caída del comunismo en Europa y el final de la Guerra Fría marcaron el inicio de una nueva sociedad.

Además, surgieron innovaciones tecnológicas como el teléfono celular y la Internet, televisores a color y discos digitales (DVD), entre otros. También fue la era de la música nueva, como hip hop, y de la aceptación de nuevas culturas.

Dentro de toda esta ola de cambios, la literatura se enriqueció con nuevos géneros. Muchos de estos eran una respuesta a los cambios tecnológicos y a la nueva realidad social.

Un rasgo de la literatura contemporánea de este tiempo fue que muchas historias estaban basadas en la realidad y tenían una trama creíble. Durante la dos primeras décadas, la literatura contemporánea compartió espacios con el Modernismo, conservando ciertos rasgos como, por ejemplo, enfocarse en los personajes más que en la trama.

En su desarrollo posterior hasta los años 90, lo contemporáneo cambió hacia la descripción de realidades duras. Asimismo, centró su atención en la exposición de problemas psicológicos como la exclusión y la soledad.

De 1990 hasta la actualidad

El periodo desde los años 1990 hasta el año 2000 se caracterizó por la globalización, la creciente preocupación por el calentamiento global y la guerra contra el terrorismo islámico.

Además, es una década marcada por guerras, desastres naturales y una población creciente. También ocurrió la mayor crisis económica desde la Gran Depresión, la recesión de 2008, y muchas personas perdieron sus empleos.

Así pues, la literatura contemporánea recibió todas estas influencias y se alimentó de todos estos nuevos contextos. En respuesta a las necesidades comunicacionales de la sociedad, aparecieron nuevos géneros.

El cyberpunk, el postcyberpunk, las nuevas novelas de fantasía y el retorno a la métrica y la rima en la poesía son los indicativos del nuevo tiempo.


Aura o de la violetas (1889)
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PERSONAJES

·         Aura
·         Gonzales
·         Armando
·         Hermanos y hermanas  de aura y armando
·         Mama de aura
·         Papa de aura
·         Mama de armando

TEMAS
·         Amor
·         Fidelidad
·         Depresión
·         Valor
·         Dolor

AMOR
El amor que se tienen aura y armando desde pequeños en los campos violetas del bosque



FIDELIDAD
La fidelidad que tuvo armando a aura ya que después de estar en la capital estudiando con tantas mujeres no se enamoro de ninguna por su recuerdo y amor a aura

DEPRESIÓN
Armando al momento de intentar suicidarse  solo por perder a aura. Para mi esas no son penas, aunque en el libro es un amor muy puro y verdadero .

DOLOR
El dolor que siente armando  al ver que aura se encuentra con Gonzalo

VALOR

El valor que tuvo armando para poder volver a su pueblo e impedir que aura se casara con Gonzalo.

Esta novela es la primera de¡ escritor José María Vargas Vila (Bogotá, 1860 - Barcelona, 1933), presumiblemente el más prolífico (su bibliografía sobrepasa los cien títulos) y también el más polémico de toda la historia literaria del país. Escribió en varios géneros literarios, en especial el panfleto, para atacar de manera virulenta a los gobiernos conservadores de la Regeneración y a las figuras sobresalientes de Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, Carlos Holguín, Manuel Antonio Sanclemente, José Manuel Marroquín. Uno de sus libros más populares fue Ante los bárbaros (1917), en el cual recuerda y rechaza las invasiones norteamericanas en Haití, Filipinas, Cuba, Pana-má y Nicaragua. Sus obras fueron condenadas tanto por el sector oficial como por la Iglesia. A pesar de ello se editaban y circulaban de manera profusa, no sólo en Colombia sino en todo el continente americano y en España. Fue, quizás, el primer escritor de nuestra lengua que pudo vivir cómodamente de sus derechos de autor. Gran parte de su vida la pasó en el exilio.

Aura o las violetas es una novela corta. En una nota introductoria «A los lectores», el autor anuncia que «no es una novela con fin moral, ni con intriga, ni con fin social o religiosos, con lo cual se coloca de manera explícita en contraposición al estenicismo oficial de la Regeneración. Está narrada en primera persona por el propio protagonista, cuyo nombre no se revela, y quien al comenzar el relato tiene catorce años de edad. Aura, por su parte, es una niña «vaporosa y bella, soñadora y triste. Viven en dos estancias contiguas cercanas a la ciudad y retozan por prados y jardines; pero un día el joven debe partir para iniciar sus estudios. La víspera se encuentran en el sitio preferido de sus juegos infantiles: un campo ameno sembrado de grandes árboles y cubierto de violetas. En el momento de la despedida, Aura, de rodillas, sobre aquella alfombra de violetas, pálida como un cadáver, bañada en llanto»  promete corresponder eternamente al amor del joven. Al día siguiente éste parte y al pasar al frente de la casa de Aura «una mano blanquísima asomó tras la cortina» para entregarle un ramo de violetas .

Transcurren tres años y el joven regresa al hogar con la ilusión de realizar sus amores. Aura es ya una mujer, pero su comportamiento ha cambiado; ante su amigo se muestra indiferente, evasiva, despectiva. Transido de dolor y despecho, el protagonista se da a la tarea de investigar las causas de aquel cambio. El padre de Aura ha muerto. La estancia está a punto de pasar a manos de un acreedor. Aura, su madre y sus hermanas se ven amenazadas por la miseria. El acreedor, sin embargo, solicita la mano de Aura y promete desistir de la acreencia. Esta, para salvar a su madre y hermanas, decide aceptar.

Cae el protagonista en profunda depresión. El día del matrimonio, afiebrado y delirante, se presenta en la iglesia dispuesto a impedir la boda. Pero los novios se han anticipados cuando el joven llega ésta ha finalizado. Al salir de la iglesia, Aura alcanza a verlo entre los curiosos y siente un vahído, señal, para el amante frustrado, de que todavía lo ama. Después de algún tiempo, una noche se cruzan en una ftinción de teatro, Se miran y el lenguaje de los ojos enciende la pasión. Entonces él decide suicidarse: redacta un largo poema en el cual repite, en versos endecasilabos, la historia de su vida y de su amor, y cuando está a punto de llevar a cabo su resolución la madre lo salva. Es tan duro el golpe para ella que cae enferma, A la frustración amorosa y al intento de suicidio, el joven debe ahora sumar la enfermedad de la madre. Decide escribirle una carta a Aura, pero ésta contesta que ya no puede haber nada entre ellos: es una mujer casada y siempre respetará a su esposo. Los sentimientos y emociones expresados con frases de un romanticismo recargado se acumulan. Una tarde recibe un mensaje del esposo de Aura. Acude lleno de expectativa: «Allí estaba ella, vestida de negro, alumbrada por cuatro cirios»  y rodeada de violetas: había muerto consumida por el dolor. El joven la acompaña al cementerio y, al anochecer, cuando los deudos se han retirado, abre el féretro, abraza y besa en la boca a la muerta, flora sobre su frente, corta una de sus trenzas, le coloca una corona de violetas y la devuelve al ataúd.

La novela hace un uso intenso de las estrategias literarias del romanticismo que, para aquellos años, estaban ya desgastadas: la metáfora de la mujer-flor (violeta), las lágrimas y los suspiros, el tópico de la mirada entre los amantes, que sumadas a expresiones y formas adjetivas tales como «esfuerzos supremos», «frente pálida como la de un espectro», «velo tembloroso del tiempo», «sombra helada por los besos de la noche», le dan al relato un acentuado tono melodramático. En manos de Vargas Vila, sin embargo, este tono adquiere un sentido fúnebre: el intento de suicidio y la escena final cargada de necrofilia fueron preparadas de antemano con frases como «era mi niñez que moría con mi ventura», «aquella era la tumba de mi felicidad». La cercanía con la novela negra es notoria.

Pese al uso de estrategias desgastadas y a la trama melodramática, el discurso narrativo de Vargas Vila adquiere a veces brillo literario:

(Ciertos hechos del pasado) se levantan fijos como fantasmas, en la niebla oscura del tiempo. Cruces solitarias, clavadas allí por el recuerdo ( .. ) tales han sido las violetas para mi. Su presencia me despierta tantos recuerdos, su perfume trae a mi memoria tantas ilusiones perdidas que cada una de ellas me parece una estrofa arrancada de aquel poema, cuyos primeros cantos formaron la aurora de mi vida .

Este párrafo elabora varios tópicos a partir de su entrecruzamiento metonimico: los hechos son cruces (muerte), las cruces, flores (vida) y las flores, estrofas. Los hechos tempranos de la vida regresan a la memoria con la presencia de las violetas, pero estos hechos incluyen ilusiones muertas y, por eso, son como cruces cubiertas de neblina - en esta relación, la violeta adquiere un significado fúnebre -; además, los pétalos de las flores son versos del poema de su existencia - alusión al viejo tópico de la vida como un libro escrito - que tiene también un sentido fúnebre: la letra escrita es «letra muerta» y, por lo tanto, la obra sólo queda completa con la muerte del protagonista. La obra literaria es, aquí, una lápida.

En cuanto al uso de la metáfora de la mujer-flor (o planta), ya mencionada, recordemos que pertenece al código del decoro, que prohibe nombrar el cuerpo femenino de manera directa. En Aura se utiliza frecuentemente; lo novedoso, sin embargo, ocurre cuando la metáfora adquiere un sentido contrario: en el lugar que servia de refugio a los amantes, los árboles daban «sombra a la casta mansedumbre de estas flores»: va no la mujer como una flor, sino la flor como una mujer. En otra frase de la misma página aparece un uso similar: «las mismas enredaderas tejiendo guirnaldas sobre la frente de los arbustos».

Más aún, el lugar ameno tradicional queda cargado de sentido trágico: «Ante aquel bosque, tabernáculo de nuestro amor, poblado de tantas memorias y tantos recuerdos, permanecí absorto y meditabundo, como un hijo en la presencia del sepulcro de su madre. ¡Aquella era la tumba de mi felicidad!» . Acude así a la mente tanto del escritor como del lector, el motivo tradicional del et in Arcadia : el paraíso, pero visitado por la muerte que destruye toda posibilidad de felicidad. En la novela de Vargas Vila, el tópico se integra con verosimilitud al relato y, al acentuar el aspecto fúnebre, plenamente a este romanticismo tardío ya con visos de Modernismo.

CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA



Estructura
En lo que respecta a la estructura externa, se compone de cinco secuencias (no son capítulos como los de la novela tradicional, porque no están numerados ni tienen titulillos), separadas por un gran espacio en blanco, un salto de página.
En lo que respecta a la estructura interna (cómo se desarrolla y organiza el relato), el desorden cronológico es uno de los rasgos estructurales más característicos de la novela del siglo XX, a veces, porque el autor intenta reproducir los mecanismos de la memoria humana que no funciona de manera lineal, sino caprichosa. En otras ocasiones, el novelista se inspira en técnicas cinematográficas, como el flash back. Incluso, se puede llegar al desorden o caos total, creando un laberinto o rompecabezas temporal.
En Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez se vale del recurso a la entrevista para desordenar el tiempo. Metafóricamente lo declara en la primera secuencia: “…volví a este pueblo tratando de recomponer con tantas astillas dispersas el espejo roto de la memoria”. Indaga en los documentos del sumario, pregunta, y la novela es la mezcla desordenada de lo que él recuerda, lo que descubre, y lo que los otros le responden.

Se presentan dos momentos: el de las circunstancias del crimen propiamente dicho, que abarca sólo unas cuantas horas, y otro más dilatado en el tiempo que informa sobre los antecedentes y las repercusiones que tuvo el asesinato de Santiago Nasar y que incluye las relaciones de Ángela y Bayardo, que se reúnen muchos años después.
Cada parte gira en torno a un eje, ya sea un personaje o un suceso concreto:

·         La primera secuencia se centra en el personaje de Santiago Nasar la mañana en que lo van a matar. Desde la primera frase el narrador comienza dando datos temporales precisos (“Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana…”), como es normal en una crónica periodística. Los pasajes que narran las circunstancias próximas a la hora del crimen, en torno a las 7.00 de la mañana, presentan esta precisión temporal. El crimen se anuncia desde el primer momento como algo inevitable, y efectivamente, el capítulo acaba con la expresión inapelable: “Ya lo mataron”, momento de tensión que pone de relieve la inutilidad de la carrera de Luisa Santiago, la madre del narrador, para avisar a Plácida Linero, la madre de la víctima. Es el destino trágico, la fatalidad que siempre acaba por cumplirse. Podemos decir que el tiempo de la acción transcurrido va desde las 5.30 hasta aproximadamente las 7.00 de la mañana de un lunes de febrero. Por todo el capítulo hay dispersos detalles relacionados con la muerte de Santiago Nasar, detalles premonitorios que no adquieren toda su significación hasta más adelante: la mención de la 357 Magnum, que había de resultar tan inútil a Cristo Bedoya al final; las tripas de los conejos que Victoria Guzmán arroja a los perros, que querrán comerse las de Santiago Nasar más adelante; la descripción que se hace de la casa, especialmente de la disposición de las puertas que dan a la calle, de enorme importancia a la hora del crimen. Son indicios sueltos que se recogen y adquieren sentido cuando se acaba de leer el libro. Esto refuerza la circularidad de la estructura. El sentimiento en el lector es el de haber leído una novela completa y cerrada, pese a no averiguar definitivamente si Santiago Nasar había tenido o no relaciones con Ángela Vicario.

·         El segundo capítulo tiene como protagonistas a los novios y comienza con la llegada de Bayardo San Román al pueblo, “en agosto del año anterior: seis meses antes de la boda”. Se nos presenta  en primer lugar a este personaje (su llegada al pueblo, los comentarios que suscita, la llegada de su familia…) y luego a Ángela Vicario y su familia. A continuación se narra la boda, para terminar con un momento de tensión: la devolución de la novia a su madre por parte del novio y, sobre todo, la humillación de Ángela: “Anda, niña —le dijo temblando de rabia—: dinos quién fue. Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa  sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde siempre —Santiago Nasar—dijo”. Esto sucede alrededor de las tres de la madrugada. El segundo capítulo, por tanto, es cronológicamente anterior al primero.
·         La tercera secuencia comienza un poco después de cometido el asesinato cuando los hermanos Vicario van a refugiarse a la casa del cura, pero en seguida se da un salto atrás en el tiempo para reconstruir las circunstancias y los detalles previos al asesinato. El eje lo constituyen los gemelos Vicario: “Según me dijeron años después, habían empezado por buscarlo en la casa de María Alejandrina Cervantes…” Eso sería poco después de las tres de la madrugada. A las 3.20 se los vio en el mercado de carne. A las 3.30 Clotilde Armenta abrió la puerta de su tienda de leche al lado de la iglesia. A las 4.10 entraron los Vicario en la tienda. A las 4.20 entró Santiago Nasar en su casa. Un instante después de que Santiago Nasar fuera a acostarse, Victoria Guzmán recibe el recado de Clotilde Armenta. A las 5.30 Victoria Guzmán sube a despertar a Santiago Nasar (regresamos al punto en que comienza el primer capítulo). Acaba con la frase dramática de la hermana monja del narrador anunciando de nuevo que el destino se ha cumplido: “Mataron a Santiago Nasar”. Es temporalmente circular, pues acaba en el momento en que comienza, poco después del crimen.

·         La cuarta secuencia es cronológicamente posterior a todos las demás, incluida la última. Comienza con la descripción pormenorizada de la autopsia hecha al cadáver. La enumeración de las heridas guarda un paralelismo con la descripción del apuñalamiento que se hace en la quinta. Luego se explican las consecuencias de los sucesos: en los gemelos Vicario, que cumplen una condena de tres años para terminar, uno casado con Prudencia Cotes y el otro como soldado; en el resto de la familia Vicario, que se va del pueblo; en Bayardo San Román que se alcoholiza hasta que sus hermanas y su madre van a rescatarlo y se lo llevan en una camilla; en la casa del señor Xius, de la que, asombrosamente, el espíritu de su difunta esposa se lleva objetos
        

En esta parte se produce una prolepsis, cuando el narrador visita a Ángela Vicario “veintitrés años después del drama”. Volvemos así sobre el tema de los novios que habíamos comenzado en la segunda. En ésta se cierra uno de los planos, el segundo, en que habíamos dividido la obra, el que comienza con la llegada al pueblo de Bayardo San Román y termina con su regreso, pasados los años, para reunirse con Ángela Vicario, con un final de  folletín o  novela rosa, que es la vuelta del novio, un final feliz.
·         La quinta secuencia es anterior en el orden cronológico a la cuarta y narra el desarrollo del crimen. Hay una clara insistencia en la expresión de la fatalidad que se cumple en torno a las siete de la mañana.
Respecto al final, la trama tiene dos aspectos diferentes relacionados con dos planos temporales: la muerte de Santiago Nasar (en la quinta secuencia) y el reencuentro de los esposos (en la cuarta). Estos dos núcleos se alternan en la novela descubriendo un cierto orden bajo el aparente desorden.
Podemos considerar a Crónica de una muerte anunciada como una novela de estructura circular: en la primera frase ya se nos dice que a Santiago Nasar lo iban a matar; en la última, lo vemos morir: “Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de bruces en la cocina”. Este efecto no se habría logrado si no se hubiese alterado el orden cronológico de las partes cuarta y quinta.


"Crónica de una muerte anunciada" es la séptima novela de Gabriel García Márquez. Se publicó en 1981 y su éxito ha sido y sigue siendo muy notable. Constituye su obra más "realista" pues se basa en un hecho histórico ocurrido en su tierra natal (Colombia). A este respecto dijo Márquez en una entrevista: "No hay ni una sola línea en ninguno de mis libros que no tenga su origen en un hecho real." y en este libro es indudable.

Gabriel García Márquez vivía en una pequeña aldea de Aracataca, situada casi al pie de la Sierra de Santa Marta, en los Andes de Colombia, sobre la costa del mar Caribe, lugar que toma de referencia para la redacción de esta obra.

En Márquez la mezcla entre mito y realidad ofrece libros sorprendentes. El mito sirve como punto de partida a de la realidad, porque alguna vez ha tenido que existir ese mito

Comienza la novela por el final: diciendo que Santiago Nasar ya esta muerto, y que lo mataron los hermanos Vicario para vengar el honor deshonrado de su hermana Ángela. El relato termina precisamente en el momento en el que Santiago Nasar muere.

Resumen del Argumento:
"Crónica de una muerte anunciada" versa sobre la rara historia de amor que existiera entre Bayardo San Román y Ángela Vicario y el pobre Santiago Nasar, cabeza de turco que propuso Ángela ante la inquietante pregunta de sus hermanos, de quién le había pegado. La historia ocurre en un pueblo llamado Manaure

1. Personajes Principales:

Santiago Nasar: hombre de 21 años que abandona los estudios de secundaria cuando su padre fallece y tiene que actuar como padre de familia y dirigir el Divino Rostro, una hacienda que su padre le dejó en herencia. Es un personaje soñador, alegre, pacifico de corazón fácil, una persona con la que se podía hablar, bello, formal y creyente. Tenía un cierto talento casi mágico para los disfraces.

Bayardo San Román: ingeniero de trenes cuya edad ronda los treinta años. Bien vestido, galán con las mujeres, persona con la que se puede hablar, culto. Sabía mandar mensajes por código morse y era buen nadador. Por lo que parecía con dinero y le gustaba mucho las fiestas ruidosas y largas, de buen beber y enemigo de los juegos de manos. Es honrado y de buen corazón.

Ángela Vicario: es la menor en su familia, no creyente, muy recatada respecto a los hombres, sabia lo que hacia en cada caso. Maduró después de lo ocurrido y se vuelve ingeniosa. Aunque nadie le pudo sacar nada de lo que pasó aquella noche ni qué pasó con Santiago, la versión más corriente, era que Ángela estaba protegiendo a alguien a quien amaba de verdad. Muy indecisa a la hora de tomar decisiones por si misma ya que sus padres le impusieron su novio. Tenía un aire desamparado

2. Personajes Secundarios:

Plácida Linero - Madre de Santiago.
Ángela Vicario - Mujer de Bayardo San Román - Prima del narrador.
Ibrahim Nasar - Padre de Santiago.
Victoria Guzmán - Cocinera de la familia de Plácida.
Divina Flor - Hija de Victoria e Ibrahim Nasar.
El Obispo.
Juez Instructor.
Clotilde Armenta - Dueña de la tienda de leche.
Los gemelos Pedro y Pablo Vicario - Hermanos de Ángela Vicario.
Margot - Hermana de Cristo Bedoya
Jaime - Hermano de Margot y Cristo Bedoya
Luisa Santiaga - Madre de Jaime, Margot y Cristo y fue madrina del bautizo de Santiago
Padre Carmen Amador - Cura.
Cristo Bedoya - Amigo de Santiago Nasar.
Don Lázaro Aponte - Coronel de la academia y alcalde municipal
Flora Miguel - Novia de Santiago Nasar.
Bayardo San Román - Un hombre que llego en un buque.
Magdalena Oliva - Vecina del pueblo.
Poncio Vicario - Padre de Ángela Vicario.
Purísima del Carmen - Madre de Poncio Vicario y abuela de Ángela Vicario.
Mercedes - Vecina del pueblo.
Pura Vicario - Madre de Ángela Vicario y esposa de Poncio Vicario
María Alejandrina Cervantes - Vecina del pueblo.
Mercedes Barcha - Vecina del pueblo.
Luis Enrique - Hermano del narrador.
Doctor Dionisio Iguarán - Doctor.
General Petronio San Román - Padre de Bayardo San Román
Alberta Simonds - Madre de Bayardo San Román.
Faustino Santos - Carnicero.
Leonardo Pornoy - Agente de policía.
Rogelio de la flor - Marido de Clotilde Armenta.
Hortensia Baute - Vecina de pueblo.
Prudencia Cotes - Novia de Pablo Vicario.
Suseme Abdala - Matriarca de la comunidad de Arabes asentados en el pueblo.
La monja - Hermana de Margot.
Gabriel García Márquez - Primo de Ángel y de Ángela Vicario.
Meme Loiza.
Aura Villeros - Comadrona del pueblo.
Polo Carrillo - Dueño de la planta eléctrica.
Fausta López - Mujer de Polo Carrillo.
Indalecio Pardo - Vecino.
Escolástica Cisnero.
Sara Noriega - Dueña de la tienda de zapatos.
Celeste Dangond - Vecino.
Yamil Shaium - Árabe.
Próspera Arango.
Nahir Miguel - Padre de Flora Miguel, novia de Santiago Nasar.
Mercedes - Vecina del pueblo (Manaure)
Poncho Lanao - Vecino de Santiago Nasar, vive en la casa de al lado.
Argémida Lanao - Mujer de Poncho Lanao.
Wenefrida Márquez - Tía de Gabriel García Márquez, vive al lado de Santiago Nasar.


CÓNDORES NO ENTIERRAN TODOS LOS DÍAS 

Personajes.

León María Lozano, Agripina, Amapola, Pancho Retenteria, Padre González etc

Espacio-Lugar.

Tulua, y el Eje Cafetero.

Tiempo.

En la obra: Contemporánea.

Escrito: Contemporánea.

 Esta novela fue escrita en el año 1971 en Torobajo, según lo afirma el mismo autor, Gustavo Álvarez Gardeazábal, al final de la obra. El título hace alusión al grupo conservador que se consolidó en Tuluá en los años 50 del siglo pasado. Eran llamados Los pájaros, y el cabecilla era apodado “Cóndor”. La última proposición de la novela le da el nombre al libro. Como se puede intuir: si el cabecilla era León María, que fue apodado, como ya se afirmó,  el Cóndor, pues lógicamente es él quien muere y es enterrado.
La obra se desarrolla en la época de la violencia en Colombia; específicamente en Tuluá hacia el año 1953, aunque hay hechos que suceden antes y después de esta fecha. La novela parte de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán y sus consecuencias sociales y políticas en la tierra de donde es oriundo el autor. Todas las acciones giran en torno a León María, un conservador perfectamente caracterizado por Álvarez Gardeazábal: celoso con su mujer y con su partido político, con comportamientos y pensamientos radicales y con dos nombres que se contraponen entre sí, pero que lo describen: León, que es el fuerte, el devorador y rey de una selva que se pierde entre los límites de la mala política y de los conflictos sociales; María, por su parte, representa la parte frágil, la enfermedad de asma, la constante amenaza de muerte, lo vulnerable que resultaba al fin y al cabo. Desde un principio defiende el colegio de los salesianos que iba a ser derrumbado por los liberales furiosos a causa de la muerte de Gaitán. Luego, hace tratos con algunos conservadores de regiones cercanas para consolidar la defensa conservadora en Tuluá y manejó armas con un grupo criminal y de ideologías radicales, como lo afirma Sebastián Brito Cardona:
La novela  Cóndores no Entierran Todos los Días  que nos describe un  problema ideológico entre sus personajes, un riguroso conflicto social, como el  resultado de una permanente disputa bipartidista, manifestado en hechos  violentos. Hace, genera en la secuencia de la novela, una circularidad  colectiva, una permanente relación grupal entre sus personajes, que son los  actores y seres activos de una manifestación que fundamenta y caracteriza un  ideal cultural como sociedad implicada en el desarrollo  y la extensión de la  violencia, una comunidad que pensó egoístamente en sus propios intereses sin  pensar en el daño que le harían y el horror que causó a otros.

Hubo intentos de respuestas a los hechos trágicos que se iban presentando en Tuluá, como los muertos que aparecían en los ríos, o en las calles, o en las puertas de sus casas, pero con una característica en común: sin documentos, y partidarios liberales, sin ninguna duda, cosa que se comprobó mientras se iban desarrollando los hechos. Incluso intentaron envenenar a León María, pero no lo lograron. Lo que sí es cierto es que fue una mujer, Gertrudis Potes, la que se puso los pantalones para enfrentársele al Cóndor, denunciado el asesinato del locutor de la emisora que ya había sido censurado en varias ocasiones. La carta que aquella mujer mandó a El Tiempo fue firmada por nueve celebridades liberales de Tuluá, que fueron muriendo poco a poco a manos de los hombres del Cóndor. Cuando hubo, al fin, cambio de poder y León María fue exiliado de su tierra, murió como se lo habían predestinado: en la calle y tras un ataque de asma, al parecer asesinado por Simeón Torrente. Esta obra es el punto máximo y, al mismo tiempo, la desintegración de una ideología radical entendida en su tiempo y en su espacio, en aquellos crudos años de la violencia en Colombia.

Sobre la novela de la violencia

“Cóndores no entierran todos los días” es tal vez la novela cumbre de la época de la violencia en Colombia. Si bien es cierto, y lo ha afirmado el mismo Gustavo Álvarez Gardeazábal, que no se ha hecho una novela de esa época que presente una elaboración estética digna de reconocimiento, también lo es que Cóndores no entierran todos los días cumple con dicha característica, a mi modo de ver, y al modo de ver de muchos; afirmación que se comprueba cuando nos enteramos de que esta novela es la más leída en el ámbito internacional con respecto a la época de la violencia en nuestro país. En voz de Álvarez Gardeazábal, entendemos lo que se necesitaría para llevar a cabo la escritura de la novela perfecta de ese periodo, y nos damos cuenta de que estas características las tiene la novela cumbre del autor tulueño (lo siguiente es citado por Maritza Montaño González):

 No habrá una novela de la violencia que recoja todo el periodo y lo  vuelva trascendente, y en este caso sería  el final del periodo  evolutivo que mencionábamos, hasta que no se rescaten esos  valores mínimos de apreciación estética en medio de los [sic] que  todos consideran una vergüenza nacional. Hasta que no se tome una  conciencia exacta para que el fenómeno ni apasione ni aleje. Para  ello el autor debe haber SENTIDO la violencia, estudiado  detalladamente sus frutos y consecuencias y logrado de todo ello  una visión objetiva capaz de ser fabulada. Antes de llenar estos  requisitos no se producirán sino obras iguales o peores que las aquí  analizadas (Álvarez Gardeazábal  Novelística 101).

El hecho de que León María, el personaje principal de la novela, sea conservador y que las acciones giren en torno suyo, no hace que se pierda la objetividad del autor y de su intención al escribir la obra. Los hechos se presentan en contexto y hay que entenderlo como tal, y que si bien es cierto que los liberales tuvieron su cuarto de hora, también lo es que los conservadores, como todo lo que se narra en la obra, hayan sido partícipes de una de las más grandes mortandades en Tuluá. No es de catalogar (y en ningún momento se siente eso ni por la intencionalidad del texto ni por la intención del autor) de una sola postura la novela de Álvarez Gardeazábal: simplemente se narran hechos basados en eventos reales con algunos nombres reales... que corresponden a los ocurridos en Tuluá hacia el año 1950 y sus alrededores. ¿Por qué da la impresión, entonces, de que hay una configuración negativa del conservadurismo en esta tierra? La respuesta es sencilla: porque, primeramente, hay que entender que el autor selecciona, al momento de escribir, lo que se denomina Cronotopo, que no es más que el tiempo y el espacio en que suceden los hechos. Debe ser concreto: debe limitar lo que cuenta, para que la información, las ideas y los propósitos no cojan otro rumbo.


Gustavo Álvarez Gardeazábal es uno de los más y mejores críticos periodistas de nuestro país. Hace poco fue víctima del robo de sus computadores personales, que tenían información acerca de su programa radial en Caracol Radio. Se culpa del hurto al Ejército Nacional, pues coincidencialmente aquel día estaban en una especie de patrullaje en cercanías de su hogar. Se afirma que tal hecho se debe al grado de criticidad con el que habla libremente de problemas sociales y políticos en La Luciérnaga, de Caracol. Este tipo posturas podrían, por ende, conformar una especie de argumento válido y tal vez coherente de que la novela “Cóndores no entierran todos los días” sea una crítica al partido conservador y sus abusos en los años 50 en territorio tulueño. Y no nos equivocaríamos: es una crítica a eso, pero no por esto le resta objetividad al asunto. Si el autor hubiera sido subjetivo con la narración no habría mostrado heroicamente la acción de León María de atacar con una especie de explosivo a la turba que iba a acabar con el colegio salesiano. Esta obra es objetiva en todo el sentido de la palabra, pero comprendiendo con anticipación que el autor presenta un espacio y un tiempo que deben ser respetados. Para mí y para muchos será esta obra la cumbre de la literatura bien hecha de  nuestra cruel época de la violencia.

 PANTALEON Y LAS VISITADORAS


autor: mario vargas llosa
genero: narrativa
especie: novela herotica
Argumento del libro "Pantaleon y las visitadoras" de Mario Varga

Analisis de la obra.
Conocida novela de Mario Vargas Liosa, adaptada para el cine peruano y estrenada en 1976, película codirigida por José Maria Gutiérrez.

Con esta obra obtuvo el autor el “Premio Latinoamericano de Literatura”, compartido con Jorge Luis Borges.
Desde su puesto de mando, en el que instala su oficina particular, el archivo y la caja, el capitán Pantaleón Pantoja erige el SVGPFA (Servicio do Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines), situado lejos de la ciudad, a orillas del rio ltaya.

Separado del ejército, ya que sus superiores le prohíben usar el uniforme militar y hasta entablar relación con sus compañeros de armas, la vida cotidiana de Pantaleón transcurre entre la ralea prostibularia de la Selva Amazónica.

Debe disfrazar su condición de militar ante los civiles, la índole do su tarea ante su madre y su mujer. Debe adoptar, en suma, diversas mascaras: vivir como un civil, pero pensar como un militar, le ordena el general Scavino.

Utilizar métodos bajos para satisfacer sus “altas” necesidades, desde el momento que la salud del ejército y el bienestar de la patria están en juego...

A medida quo su organización crece por su diligencia y las demandas, en aumento de los usuarios, el servicio do visitadoras crece también en Ia imaginación do las gentes hasta convertirse en mito.
Es entonces Pantilandia, el reino del capitán Pantoja, el sublime administrador capaz de transformar cualquier cometido en un éxito rotunda.


Por otra parte, la única historia diversa quo incluye la novela, la del hermano Francisco, fundador de la sección apocalíptica do los Hermanos del Arca, adquiere en su fanatismo una intensidad similar a la de la singular cruzada del puntual ejecutor del programa militar.

Una y otra son tratadas paródicamente en el desarrollo de la narración que las comprende. Ambas acaban por mostrar su inautenticidad, ya que aparecen como los desaforados intentos de paliar la ignorancia y las magras perspectivas de un medio subdesarrollado.

El lenguaje de la parodia recurre al eufemismo. En particular, son los partes del capitán Pantoja los que hacen acopio de los lugares comunes de la retórica castrense, y su efecto os hilarante por su inadecuación al objeto al que lo refieren.

Pero también sostienen el edificio de la farsa las cartas privadas de Pochita, las emisiones radiales del Sinchi (un monumento al kitsch, ha señalado certeramente José Miguel Oviedo), las crónicas y primicias” del diario El Oriente, la Elegía fúnebre del capitán Pantaleón Pantoja, en el entierro de la hermosa Olga Arellano, la visitadora clavada en el Nauta” (quien era, a la sazón, su querida), o la Epístola a los buenos sobe los malos del hermano Francisco”.


Todos estos textos no son sino partes de la misma parodia, que los envuelve para representar la vida peruana como un gran delirio en el que tienen cabida los falsos misticismos y las redenciones espectaculares de aquellos que, como Pantaleón y el hermano Francisco, fracasan en sus empresas, devorados por la selva.


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