lit. conquista y colonia


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LITERATURA DE LA CONQUISTA Y LA COLONIA

1. autores
1.1. hernan cortes
1.1.1. cartas de relacion

1.2. juan castellano
1.2.1. alogio de las islas orientales



1.3. juan rodriges
1.3.1. el carnero

1.4. cistobal colon
1.4.1. diario de viaje

2. temas
2.1. encuentro y las lucha
2.1.1. territorio

2.1.2. españoles y americanos

2.2. religiosidad
2.2.1. guerra

2.2.1.1. eraves

2.3. ficción y realidad
2.3.1. evidencia

2.3.2. descubrimiento

2.3.3. cronista

3. tematica
3.1. poesias
3.2. narrar
3.2.1. alabar la conquista

3.3. nuevas tierras
3.4. constumbres,usos diario del pueblo
4. caracteristica
4.1. coplas
4.1.1. forma poetica

4.1.2. cansiones populares

4.2. romanses
4.2.1. tradicion oral

4.2.2. poemas

5. obras
5.1. carnero
5.1.1. realismo magico

5.1.2. diatriva misogina

5.1.3. breviario de brujeria

5.2. araucana
5.2.1. odios

5.2.2. discordia

5.2.3. muerte

5.2.4. conflito

5.3. cronica
5.3.1. informativa

5.3.1.1. noticias

5.3.2. opinativa

5.3.2.1. editorial

5.3.3. interpretativa

5.3.3.1. orienta el publico

6. genero
6.1. las cronicas
6.1.1. mitos

6.1.2. leyenda

6.1.3. pensimientos

6.2. cronica española
6.2.1. conquistadores

6.3. cronica indigena
6.3.1. lenguas aborigenes

6.4. diario
6.4.1. travesia

6.4.2. exploraciones

6.5. lirica
6.5.1. poetico

6.6. cartas
6.6.1. exprecion mas rapida
La Época de la Colonia o Época Hispánica estuvo influenciada culturalmente por lo religioso. Para aquel entonces, mediados del Siglo XIX, se empezaban a establecer los primeros asentamientos urbanos, alrededor de las instituciones gubernamentales españolas. El capital económico, político y cultural era propiedad de una pequeña élite, por lo cual la creación de textos literarios provenía en exclusiva de las clases altas.

Criollos, hijos de españoles nacidos en el Nuevo Reino de Granada, y algunos españoles inmigrantes escribieron libros de diversas materias: desde literatura edificante hasta libros de ciencia, desde oratoria hasta historia y literatura. La mayoría de estos libros se publicaron en diferentes partes de Europa, y unos pocos en Lima y México, ciudades que contaban con imprenta desde el siglo XIV.
Los intelectuales españoles y criollos se enfrentaron a un nuevo mundo listo para ser retratado, por eso las primeras manifestaciones literarias sirven mayormente como crónicas, donde se da cuenta de las tradiciones, los quehaceres cotidianos y los hechos heroicos del nuevo continente.

Se destacan:
• Juan de Castellanos (Sevilla, 1522 - Tunja, 1607) Sacerdote español, residente en Tunja por más de cuarenta años, autor del más extenso poema jamás escrito en lengua española, las Elegías de Varones Ilustres de Indias.
• Juan Rodríguez Freyle. (Bogotá, 1566 - 1642) Autor de la monumental obra crónica El Carnero. De familia acomodada, hizo estudios en el seminario pero no se recibió como sacerdote. Hizo parte de las guerras de pacificación indígena. En la etapa final de su vida se dedicó a la agricultura.
• Hernando Domínguez Camargo (Bogotá, 1606 - Tunja, 1659), sacerdote jesuita y escritor. Influenciado notablemente por el gran poeta barroco Luis de Góngora y Argote, haría parte del llamado Barroco de Indias, en donde también se ubica a Sor Juana Inés de la Cruz. Sus obras más reconocidas son su relato épico Poema heroico de San Ignacio de Loyola (1966) y Ramillete de varias flores poéticas (1967).
• Pedro de Solís y Valenzuela, autor de El desierto prodigioso y el prodigio de desierto, considerada la primera novela hispanoamericana.1 2
• Francisco Álvarez de Velasco y Zorrilla (Bogotá, 1647 - Madrid, 1708) era hijo de un oidor neogranadino y de la hija de un oidor de Quito. Desde muy temprano recibió formación religiosa y ejerció la vida política. Su obra fue recogida en el libro Rhytmica Sacra, Moral y Laudatiria. Al contrario de Domínguez Camargo, era un gran admirador de Francisco de Quevedo y era reticente con respecto al gongorismo, con la excepción de Sor Juana Inés de la Cruz a quien le escribió desconociendo que había muerto. Velasco y Zorrilla asume el nuevo lenguaje americano -sus modismos- con orgullo, por lo que se ha ganado el reconocimiento como 'primer poeta americano'. También se le atribuye ser precursor del neoclasicismo. Se destaca su poema Vuelve a su quinta, ah friso, solo y viudo en donde relata el triste reencuentro del hombre viudo con su hogar y cómo la ausencia de su amada transforma el ambiente para el que llega y para los que están.
• Francisca Josefa del Castillo (Tunja, 1671 - 1742). Religiosa tunjana, reconocida como una de las autoras místicas más destacadas de América Latina, llegando a ser comparada con sor Juana Inés de la Cruz.          



La Literatura Barroca en América; su origen y características:Definición de Barroco:


Barroco es un término que procede del francés baroque y que permite nombrar a un movimiento cultural y estilo artístico desarrollado entre el siglo XVII y mediados del siglo XVIII en Europa y posteriormente en la colonia americana. El barroco alcanzó diversas disciplinas (la arquitectura, la pintura, la música, la literatura, etc.) y se caracterizó por la ornamentación excesiva. Más sobre el Barroco: Barroco – Wikipedia

 Literatura Barroca en América

Iglesia de estilo Barroco Autor desconocido ayúdanos a encontrarlo
Contexto histórico:
El siglo XVII fue por lo general una época de depresión económica, consecuencia de la prolongada expansión del siglo anterior causada principalmente por el descubrimiento de América. Las malas cosechas conllevaron el aumento del precio del trigo y demás productos básicos, con las subsiguientes hambrunas.

El comercio se estancó, especialmente en el área mediterránea, y solo floreció en Inglaterra y Países Bajos gracias al comercio con Oriente y la creación de grandes compañías comerciales, que sentaron las bases del capitalismo y el auge de la burguesía.

La mala situación económica se agravó con las plagas de peste que asolaron Europa a mediados del siglo XVII, que afectaron especialmente a la zona mediterránea.

Otro factor que generó miseria y pobreza fueron las guerras, provocadas en su mayoría por el enfrentamiento entre católicos y protestantes, como es el caso de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).

Todos estos factores provocaron una grave desesperación de la población; en muchos países, el número de pobres y mendigos llegó a alcanzar la cuarta parte de la población.

En América vino junto con la colonia española.

Etapas del Barroco en general según la historia:
Inicial: 1600-1630
Pleno o Maduro: 1630-1680
Barroco Tardío o Rococó: 1680-1750 En una primera etapa se dará muy sobrio, Lo que se puede observar en las catedrales de Ciudad de México y Puebla.
A fines del siglo XVII, se observará un barroco Rico y Refinado y Detallista Luego se dará paso a un Barroco más exuberante, con mayor decoración en sus columnas, agregando elementos como flores y frutas con abundante oro como demostración de la riqueza y opulencia de los criollos.

Características generales: 

Su principal característica es la forma rebuscada y la abundancia de ornamentación en el lenguaje.
La poesía barroca es culta, llena de contrastes, de angustia y de pesimismo.
Complejidad del fondo y forma, retorno a los temas clásicos grecolatinos.
El Barroco en la Literatura:
La literatura del Barroco trajo consigo una renovación de técnicas y de estilos.

Los poetas barrocos del siglo XVII, mezclaron estrofas tradicionales con las nuevas, así cultivaron el terceto, el cuarteto, el soneto y la redondilla. Se sirvieron las figuras retóricas, buscando una disposición formal recargada de ornamentos.

Características de la literatura Barroca en América
Características en la literatura latinoamericana:

La importancia del adorno.
La abundancia de elementos para impresionar.
Creación de contrastes entre lo serio y lo vano, lo bello y lo feo, lo ideal y lo real.
Tendencia a embellecer la realidad vulgar con vocabulario enriquecido o lenguaje culto.
Entre los escritores más destacados de la literatura Barroca en América están:
Bernardo de Balbuena: “Grandeza mexicana”,

Sor Juana Inés de la Cruz, llamada en su época la “Décima musa”, y

Carlos Sigüenza y Góngora, escritor polifacético, que escribió: poemas, ensayos y crónicas.

Autores del barroco en América Latina


Sor Juana Inés de la Cruz


Su nombre real es Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana. Nació en San Miguel Nepantla, el 12 de noviembre de 1651 en la ciudad de México y murió el 17 de abril de 1695, a la edad de 43 años.

Fue una religiosa y escritora novohispana del Barroco en el Siglo de Oro. Cultivó la lírica, el auto sacramental y el teatro, así como también la prosa.

Aprendió todo cuanto era conocido en su época, leyó a los clásicos griegos y romanos, y la teología del momento.

Para Juana era tanto el deseo de aprender, que le propuso a su madre disfrazarse de hombre para asistir a la universidad.

Escribió por encargo de la corte de Madrid tres autos sacramentales, que hablan sobre el descubrimiento, la conquista y la evangelización de América; entre ellos destaca el Divino Narciso, nombrado así en alusión a los autos de Pedro Calderón de la Barca.


En este, Sor Juana presento la caída y la redención del género humano por medio del sacrificio de Jesucristo, permaneció en la historia para salvar a sus hijos una y otra vez mediante una alegoría mítica. Narciso es Dios creador y Jesús salvador, la Naturaleza Humana representa a la humanidad y finalmente Eco simboliza al demonio. Aquí Sor Juana retomo recursos del teatro de Pedro Calderón de la Barca y las uso para crear pasajes líricos de gran hermosura.

Cosas que escribió por gusto propio es un poema filosófico llamado Primero sueño, llamado así como una manifestación de su admiración a Luís de Góngora y Argote y sus Soledades. Trata de varios cientos de versos, con forma de silva, a propósito del ansia de saber, vuelo del pensamiento y su consecuente trágica caída. Tiene pasajes líricos de gran descripción como el inicial, que usa más de cien versos para narrar la caída de la noche y el sueño de los seres, como el gran colorido de la parte final, donde se escribe del triunfo del Sol sobre la noche.


Poemas
La sentencia del justo

Firma Pilatos la que juzga ajena

Sentencia, y es la suya. ¡Oh caso fuerte!

¿Quién creerá que firmando ajena muerte
el mismo juez en ella se condena?

La ambición de sí tanto le enajena
Que con el vil temor ciego no advierte
Que carga sobre sí la infausta suerte,
Quien al Justo sentencia a injusta pena.

Jueces del mundo, detened la mano,
Aún no firméis, mirad si son violencias
Las que os pueden mover de odio inhumano;

Examinad primero las conciencias,
Mirad no haga el Juez recto y soberano
Que en la ajena firméis vuestras sentencias


A una rosa

Rosa divina, que en gentil cultura
Eres con tu fragante sutileza
Magisterio purpúreo en la belleza,
Enseñanza nevada a la hermosura.

Amago de la humana arquitectura,
Ejemplo de la vana gentileza,
En cuyo ser unió naturaleza
La cuna alegre y triste sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida.

De tu caduco ser das mustias señas!
Con que con docta muerte y necia vida,
Viviendo engañas y muriendo enseñas.



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Luis de Tejeda



Luis José de Tejeda y Guzmán (Córdoba, Argentina, 25 de agosto de 1604 – 1680) es considerado el primer poeta argentino.

Sus costumbres galantes atrajeron a una joven cordobesa a la que nombra Anarda, quien inspiró muchos de sus escritos.

El padre del escritor tenía costumbres muy puritanas, por lo que, escandalizado por ese romance, impulsó que se  casara con Francisca de Vera y Aragón.

Pero el poeta no sentó cabeza y siguió con sus costumbres liberales. Entró en la carrera militar, protagonizando una defensa de Buenos Aires frente a un ataque holandés y lucha contra los indios en lo que hoy es el interior de la Argentina.

A los 57 años dejó todo e ingresó en la Orden de Predicadores (dominicos), habiendo enviudado y alejándose de sus cinco hijos.

En el convento escribió su poema El peregrino en Babilonia, dividido en tres partes, en el que cuenta sus aventuras y expresa arrepentimiento.

De las tres partes se conocen dos.

La primera parte habla sobre los amores del autor, quien es el peregrino, en Babilonia, que en realidad es Córdoba.

En la segunda parte el autor expresa arrepentimiento y disposición a la penitencia, incluyendo poesías religiosas, como Canción sáfica a Santa Teresa de Jesús, Soliloquios del Niño Jesús, Redondillas a la jura del misterio de la concepción de Nuestra Señora y el conocido soneto A Santa Rosa de Lima, etc.), que lo muestran como un seguidor del estilo del español Luis de Góngora y Agote, considerado el máximo exponente del culteranismo o gongorismo.

Este estilo se muestra en la obra, de la cual seleccionamos algunas estrofas:

El peregrino en Babilonia

La ciudad de Babilonia,

aquella confusa Patria,

encanto de mis sentidos,

laberinto de mi alma;

Aquella que fue mi cuna

al tiempo que el sol pisaba

la cola del escorpión

y él le miraba con rabia:

Mientras canto y mientras lloro

y entre memorias pasadas

refiero agravios presentes,

me escuche desde su alcázar.

Para cantarlas me siento

sobre la arenosa falda

de este humilde y pobre rio

que murmura a sus espaldas.

No para cantar como él

que entre dientes siempre habla

porque jamás desengaños

piden, verdades más claras.

Ya ésta será la postrera

vez que busque consonancias

mi voz al soplado viento

de aquesta mi antigua flauta.

La obra de Tejeda fue estudiada entre otros por el historiador y ensayista Ricardo Rojas (1882-1957), Enrique Martínez Paz (1882-1952), Antonio Serrano Redonnet, Jorge Furt (1902-1971) y Pedro J. Frías.

El primero de ellos sostiene:

“Su saber llegó a ser, como su ingenio, extraordinario. No solo la retórica, el latín, las artes y la teología le fueron familiares, sino también toda especie de de humanidades: el griego, el hebreo, la pintura, la arquitectura, la música, la medicina y hasta la astronomía. Leía según se dice, los Libros Santos en los textos griegos, latinos y hebreos y versificaba a diversos idiomas extranjeros con igual dominio que en el propio; fue, en fin, un verdadero humanista”.

Carlos de Sigüenza y Góngora

Este escritor y científico mexicano nació en 1645 y falleció en 1700.

Fue profesor de astronomía y de matemáticas en la Universidad de México. Ingresó en la Compañía de Jesús, dejando al poco tiempo esta orden religiosa.

Participó en expediciones científicas y colonizadoras y desarrolló una vasta labor investigadora, patente en el Manifiesto filosófico contra los cometas (1681) y en la Libra astronómica y filosófica (1690).

También cultivó la narrativa, con obras como Infortunios de Alonso Ramírez (1690) y poesía, con sus libros Primavera indiana (1668), Triunfo parténico (1683) y Oriental planeta evangélico, publicada el año de su muerte.




Miguel de Cabrera



Nació en Tlalixtac, Oxaca, en 1695 y murió en 1768, fue un pintor mexicano, caracterizado por ser uno de los máximos exponentes de la pintura "Barroca novohispana"

Cabrera fue extraordinariamente prolífico. Hasta tal punto, que se supone que su taller debió estar organizado de forma similar a una cadena de montaje, en el que cada miembro del mismo se especializaba en una tarea concreta. Durante los últimos veinte años, un incompleto y apresurado recuento nos da como resultado que más de una cincuentena de obras firmadas por el artista se han vendido en lugares como Nueva York, Miami, Madrid o París. Pese a ello, la calidad media se sus obras se mantiene habitualmente muy estable en niveles comparativamente elevados.

Cabrera fue el mayor colorista del continente americano durante el siglo XVIII. Naturalmente, sus composiciones derivan (en ocasiones literalmente) de estampas de origen español o flamenco. El fortísimo influjo murillesco sobre sus producciones, nos hace pensar que debió trabajar en el taller de los hermanos Rodríguez Juárez, entonces en la cima de su gloria, en la Ciudad de México. Desde luego, Cabrera parece beber en las fuentes del más joven de los Rodríguez Juárez, Juan, sin duda el más importante de los seguidores novohispanos del pintor sevillano.
Contra lo habitual en su época, en la que la España peninsular desdeñaba la producción pictórica novohispana salvo para los cuadros devocionales (destinados en su mayoría a oratorios privados y a conventos de monjas, donde todavía quedan algunos), un alto número de obras suyas o de su taller fueron enviadas a la península, incluso después de su muerte. Habían sido encargadas o adquiridas post mortem por numerosos donantes, entre los que figuraban miembros de las más importantes (y cultas) familias españolas con responsabilidades de gobierno en el continente americano, como los marqueses de Altamira, los Gálvez y los Mayorga.





 
Hernando Domínguez Camargo


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Nació en Bogotá a finales del siglo XVII.


Aunque es uno de los poetas más importantes de la colonia americana, sólo se tienen noticias aisladas de su vida. Se sabe que estudió en el Colegio de San Luis de Quito, donde los jesuitas y que fue compañero de Antonio Bastidas con quien hizo honda y estrecha amistad. En dicho centro encontrarían un ambiente propicio al cultivo de las bellas letras dentro del culteranismo de entonces. Allí escribió un poema al Salto del Chillo y posteriormente logró el ambicionado título de doctor.

Es posible que viajara a Lima y asistiera a la Asamblea de los Ingenios del Virrey del Perú, como afirma Gustavo Otero Muñoz en una nota erudita a la Historia de la Literatura en Nueva Granadade José María Vergara y Vergara (edición del Banco Popular, Bogotá, 1974).

Domínguez Camargo debió de tener algunas contiendas literarias en su tierra, pues sus obras fueron desdeñadas y aún zaheridas. Finalmente, dictó en Tunja en 1659 su testamento, en el expresaba su voluntad de que sus libros que tenía publicables y de estudio y sus papeles se dieran al Colegio de la Compañía de Jesús de Tunja, y falleció poco después.


Poesía

A la muerte de adonis (fragmento)



En desmayada beldad
De una rosa, sol de flores,
Con crepúsculos de sangre
Se trasmonta oriente joven.

Cortóla un dentoso arado
Que, a no ser de ayal torpe,
Por la púrpura que viste,
Le juzgara marfil noble.

Cerdoso Júpiter vibra
Rayos, marfil, sobre Adonis,
Y el alma que trae de Venus
Hiere más, mientras más rompe.

Espumoso coral vierte
Que en verde esmeralda corre,
Mar de sangre en quien a Venus
Naufragio prepara Jove.

Verdugo monstruo ejecuta
De inflexible Dios rencores,
Y siendo amor el vendado,
Son cadahalsos los montes.

«¡Ay!, fiera sangrienta, dice,
Si asegundarte dispones,
Advierte que en la de Venus
No en mi vida, has dado el golpe.

Y matar una mujer
Con hazaña tan enorme,
Más para escupida es,
Que para esculpida en bronce».

Con esto se vino a tierra
Esta hermosura Faetonte,
Y exhala beldad, ceniza
Del sol que agoniza ardores.

De la herida a la ventana
El alma, al golpe, asomóse
Y aunque halló en la sangre escalas
Saltó atrancando escalones.

Cuando de cansar las fieras,
Ciudadanos de los bosques,
Venía la diosa Venus
Guisando a su amante amores.

Perlas desata en la frente,
Y su cuerpo exhala olores,
Que en amorosa porfía
Mejillas y aire recogen.

Juega la túnica el viento
Y entre nube holanda expone
Relámpagos de marfil,
Migajas de perfecciones.

Arroyo de oro el cabello,
Libre por la espalda corre,
De la cual pende un carcaj,
Vientre de dardos veloces.

Duplica en la espalda flechas,
Rigores ostenta dobles,
Bruñido dardo a las fieras,
Sutil cabello a los hombres.

Al pequeño pie el coturno
Le pone armiñas prisiones,
blando muro a dura espina
Que a tanta beldad se opone.

Fuentes le abrió de coral,
Quizá previniendo entonces,
Que tanto fuego tuviese
Por la sangre evacuaciones.

Hilos de rubí desata
Para que su nieve borden,
Con que en la tez de las rosas
Lácteos purpureó candores.

Ramos de sangre en tal cielo
Fueron cometas atroces
Que le escribieron desastres
En tan sangrientos renglones.

Espoleóle a su desgracia
Con la espina y arrojóse
Desde el risco del amor
Al zarzal de confusiones.

Trajinaria de distancias,
La vista escudriña el orbe,
Ve un atleta con la muerte
Luchando en rojas unciones.

A Adonis vio, jaspe yerto,
Por lo manchado y lo inmoble,
Y por dudar lo que ve,
Adrede le desconoce.

Asómase toda el alma
A los ojos, conocióle,
Y por dudar y engañarse,
Con engaños se socorre.

Beber la muerte en sus labios,
Cervatilla herida, escoge,
Muerte bebe en barro y vida
En boca rubí propone.

A voces le encaña el alma
Y a la de Adonis, sus voces,
Como se va por la herida,
Son a su prisa empellones.

Mira al cielo de su rostro,
Que alumbraban zarcos soles,
Y halla que a eclipsarlos vino
La luna de su desorden.

De las mejillas, que en rosas
Desabrocharon botones,
Si bordados, no alelíes,
Cárdenas violetas coge.

El panal dulce del labio,
Que entre ambrosia daba olores
Si es ámbar flor maltratada,
Hiel al néctar corresponde.

Mas las víboras de sangre,
Que se arrastran por las flores,
Nueva Eurídice, la muerden,
Miembros de mármol la ponen.

Rabiosamente se arroja,
Y es el remedio que escoge,
Beberle en la boca el mismo
Veneno que la corrompe.

La boca avecina al labio,
A heredarle el alma, adonde
Como llegó Venus muerta,
Alterna muerte matóles.




A un salto por donde se despeña el el arroyo de chillo



Corre arrogante un arroyo,
por entre peñas y riscos,
que, enjaezado de perlas,
es un potro cristalino.
Es el pelo de su cuerpo
de aljófar, tan claro y limpio,
que por cogerle los pelos,
le almohazan verdes mirtos.
Cíñele el pecho un pretal
de cascabeles tan ricos,
que si no son cisnes de oro,
son ruiseñores de vidrio.
Bátenle el ijar sudante
los acicates de espinos,
y es él tan arrebatado,
que da a cada paso brincos.
Dalen sofrenadas peñas
para mitigar sus bríos,
y es hacer que labre espumas
de mil esponjosos grifos.
Estrellas suda de aljófar
en que se suda a sí mismo,
y atropellando sus olas,
da cristalinos relinchos.
Bufando cogollos de agua,
desbocado corre el río,
tan colérico, que arroja
a los jinetes alisos.
Hace calle entre el espeso
vulgo de árboles vecino,
que irritan más con sus varas
al caballo a precipicio.
Un corcovo dio soberbio,
y a estrellarse ciego vino
en las crestas de un escollo,
gallo de montes altivo.
Dio con la frente en sus puntas,
y de ancas en un abismo,
vertiendo sesos de perlas
por entre adelfas y pinos.
Escarmiento es de arroyuelos,
que se alteran fugitivos,
porque así amansan las peñas
a los potros cristalinos.




Gregorio Vasquez 

 


Fue el pintor más importante de la época colonial española en Colombia. Trabajó durante una era dominada por el estilo barroco hispano-americano que prosperó a partir de 1650 a 1750.

Vázquez ha sido considerado como el pintor más grande proveniente de Colombia. La mayoría de sus pinturas son religiosas en naturaleza, con temas que incluyen la vida de Cristo y de la Virgen, de los santos, y de las escenas del nuevo testamento.

Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos nació el 9 de mayo de 1638, en Santafé, Nuevo Reino de Granada (hoy Bogotá, Colombia). Creció en esa ciudad, en la sociedad criolla que se estableció en 1630. Descendiente de una familia de ascendencia andaluza, su familia era inmigrante de Sevilla, España, estableciéndose en América del Sur en el siglo XVI.

El área donde Vázquez creció tenía una cultura vibrante y artística. Esto influenció grandemente al joven artista, dándole un ambiente propicio.








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